viernes, 7 de agosto de 2009

Lugares Perfectos, Cosas Perfectas


Una cadena o una cadera. Un fébril contoneo de ellas manipula la senda que traza tu lengua.

El puente que debemos cruzar.

El extranjero abriendo brechas o labios rosa o colinas sepia. Estrangula adentro la voz salada y secreta, la palabra secreta, el comienzo del tacto.

Extradición de la pena angular.

Reclamo de piernas o rumor ácido que aloja náufragos. Noches trazando vínculos con sombras, inocuo pasadizo, estrecho deseo que flagela lejanías, letanías de lo fantasmal.

Faltabas tú.

La impúdica sangrienta se desvanece en tus brazos, en tus abrazos, en tus columnas y calumnias, en el fuego de tus labios, entre mares ahogados, entre aullidos espantados de loba en celo y ocaso,

estoy...

En tus manos,

Que traspasan humedades mientras me quemo en el paraíso que forjan tus besos.

1 comentario:

  1. ahora mismo en mis manos un pajaro arde y en mi aliento alcoholico guardo los deseos de una noche que deriva en el rio de los cuerpos en estado de coma amorosa, y vos, mujer...sos el pajaro y la llama...yo, a tus pies.

    ResponderEliminar