martes, 2 de febrero de 2010

Una tregua

Esta conjugación de placeres será la paz:

La cortina verde que flamea tu llegada.

La absurda cama que te apuesta la vida

y se acuesta con tus ganas.

Este saberte ángel, inmenso alado

que conoce mis noches,

mis risas marchitas

y mis negaciones tan malditas.

Yo, esta mujer.

No ángel,

no media luna llena.

Sí, esta tregua.

Soy esta mujer

cuya religión es el miedo,

cuya fe es el silencio,

cuya peor confesión es el desprecio.

Soy esta mujer

hija de la tierra,

del palpito sangrante

que grita su naturaleza.

Soy esta mujer

huérfana celestial

buscando el hogar en donde encontrarte.

Desandando caminos para hallarte.

Desatando la dolorosa vida para vivirte,

sentirte,

amarte.

Tú, ángel, inmenso alado en tu abrazo

al terminar la guerra

Yo, simplemente soy esta mujer

espejo de agua,

pechos durazno, gusto violáceo.

Vientre fuente almíbar

para untarte los labios...

hoy por hoy , tuya,

tu mujer.

Una tregua.