La cortina verde que flamea tu llegada.
La absurda cama que te apuesta la vida
y se acuesta con tus ganas.
Este saberte ángel, inmenso alado
que conoce mis noches,
mis risas marchitas
y mis negaciones tan malditas.
Yo, esta mujer.
No ángel,
no media luna llena.
Sí, esta tregua.
Soy esta mujer
cuya religión es el miedo,
cuya fe es el silencio,
cuya peor confesión es el desprecio.
Soy esta mujer
hija de la tierra,
del palpito sangrante
que grita su naturaleza.
Soy esta mujer
huérfana celestial
buscando el hogar en donde encontrarte.
Desandando caminos para hallarte.
Desatando la dolorosa vida para vivirte,
sentirte,
amarte.
Tú, ángel, inmenso alado en tu abrazo
al terminar la guerra
Yo, simplemente soy esta mujer
espejo de agua,
pechos durazno, gusto violáceo.
Vientre fuente almíbar
para untarte los labios...
hoy por hoy , tuya,
tu mujer.
Una tregua.